Intolerancias alimentarias: ¿cuáles son las más comunes?
Beatriz Cerdán, nuestra compañera en Centro Aleris Madrid, nos habla de las intolerancias alimentarias más comunes, qué diferencias hay con las alergias alimentarias y cómo mejorar la tolerancia
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Intolerancia a la fructosa: qué es, qué la causa y tratamiento nutricional
La intolerancia a la fructosa puede ser una patología difícil de detectar para la población general, ya que muchas veces los síntomas se pueden atribuir a comidas copiosas, y no existe un alimento específico que los genere.
Intolerancia a la fructosa: síntomas, causas y tratamiento
Cuando una persona padece de intolerancia a la fructosa, no tiene la capacidad de digerir a nivel enzimático dicha molécula, generando síntomas asociados al paso de esta por el tracto digestivo.
En una intolerancia o malabsorción de fructosa, los síntomas suelen ser principalmente digestivos, con una aparición no muy bien definida. Tras ingerir un alimento con un contenido importante de fructosa, se acompaña de ciertos síntomas producidos por el exceso de fructosa en el intestino grueso. Estos pueden suelen ser gases, acompañados de hinchazón y dolor abdominal y flatulencia, pudiendo acabar en estreñimiento o diarrea.
Cuando una persona padece de síntomas relacionados con intolerancia a la fructosa, deberá acudir a un profesional sanitario que pueda diagnosticar y tratar dicha patología. El diagnóstico se puede realizar mediante una prueba de hidrógeno espirado, analíticas, pH en heces o mediante una biopsia. Esto dependerá de los síntomas y de la valoración del profesional sanitario.
Tras un diagnóstico, se procederá a mantener una dieta sin fructosa, pudiendo introducir posteriormente alimentos para valorar tolerancia. Esto es debido a que existen diferentes grados de tolerancia, que pueden mejorar o empeorar según los síntomas digestivos.
¿Qué es la fructosa?
La fructosa es un azúcar simple que se encuentra de manera natural en frutas y miel. También está presente en algunos vegetales en cadenas de moléculas de fructosa llamadas fructanos. Esto hace que se amplíen los alimentos a evitar en el tratamiento de la intolerancia a la fructosa. Existe un azúcar relacionado con la fructosa como es el sorbitol, que puede generar síntomas parecidos y también se utiliza como aditivo o edulcorante en la elaboración de muchos alimentos.
¿Qué es la intolerancia a la fructosa?
Se considera intolerancia o malabsorción de fructosa, cuando la capacidad de absorción de la fructosa está limitada, no pudiendo ser absorbida. Cuando esto sucede, dicha fructosa llega hasta el colon, generando síntomas digestivos. Esta situación puede darse tanto por un déficit enzimático, considerándose malabsorción primaria, o por otras causas como derivadas de otra patología, denominándose secundaria. En este punto, podemos tener una patología en la que, junto con la intolerancia a la fructosa, aparecen problemas para digerir otros nutrientes, como pueden ser patologías por sobrecrecimiento bacteriano, por ejemplo.
Existe otra situación como es la intolerancia hereditaria llamada fructosemia o fructosuria, que son enfermedades raras de carácter genético que no tienen nada que ver.
¿Cómo saber si un paciente tiene intolerancia a la fructosa?
¿Qué estrategias dietéticas podemos plantear para la intolerancia a la fructosa?
Lo primero que debemos tener claro es saber si la persona sólo padece intolerancia a la fructosa, o si existe otra patología asociada que pueda generarnos problemas digestivos. Esto influirá en el proceso que vayamos a hacer a nivel dietético.
Si únicamente tenemos una intolerancia a la fructosa, comenzaremos con una dieta sin fructosa, para conseguir la mejora en la sintomatología. Tras conseguir esto, y una vez llevemos un tiempo sin ningún síntoma asociado, introduciremos alimentos para comprobar la tolerancia y poder tener así un mapa de qué alimentos y en qué cantidades se pueden tolerar en el futuro, ya que existen diferentes grados de intolerancia.
Si, por contra, la intolerancia o malabsorción de glucosa es de carácter secundaria y viene precedida de otra patología, el abordaje podría ser una dieta baja en FODMAPs para conseguir el mismo fin, limitar los síntomas antes de poder hacer una nueva introducción de alimentos y valorar la tolerancia.
¿Qué alimentos contienen fructosa?
Frutas y fructosa
No todas las frutas van a contener fructosa, podemos destacar frutas evitar como la manzana, el mango, la pera, moras, ciruelas, cerezas, higos, melocotón o sandía. También otras que consideramos exóticas como la guayaba, tamarillo o elaboraciones con harina de coco. Tenemos que tener en cuenta que, en frutas con contenido bajo en fructosa, cuando más maduras estén, mayor será el contenido en fructosa.
En los frutos secos estarían tolerados todos.
Verduras y fructosa
En las verduras, evitaremos aquellas con un contenido mayor a 1g de fructosa por cada 100g como son los espárragos, el tallo del brócoli, judías verdes, remolacha, zanahoria, pimientos, tomate, cebolleta, el ajo o la cebolla.
Legumbres y fructosa
Evitaremos legumbres como los guisantes y las habas, pudiendo consumir cantidades controladas de garbanzos y lentejas.
Alimentos farináceos y fructosa
Son fuentes de fructosa los cereales integrales y salvados, así como aquellos cereales azucarados o con frutas deshidratadas. También toda la bollería o dulces que estén elaborados con fructosa o sorbitol para endulzarlos, así como pastas que vienen precocinadas con salsa de tomate o harina de soja.
Alimentos proteicos y fructosa
En alimentos proteicos, no tenemos problemas con la fructosa salvo en las opciones de origen vegetal que hemos comentado en las legumbres, así como aquellas carnes procesadas o platos preparados que puedan contener alimentos con fructosa, así como sorbitol para su conservación. Esto incluye aquellas elaboraciones que vienen con salsas como kétchup, boloñesa o tomate frito.
Otros alimentos que contienen fructosa
También tenemos que tener en cuenta aquellas salsas comerciales como mayonesa o kétchup, vinagre balsámico, sopas comerciales y salsas con sorbitol o fructosa, y la nuez moscada. Existen ciertos aditivos que pueden generar problemas en intolerancia a la fructosa, como sorbitol, manitol o xilitol, entre otros, por lo que será mejor evitar productos procesados que los contengan.
Consejos para el abordaje de la intolerancia a la fructosa (profesionales)
En el abordaje de una intolerancia a la fructosa desde el punto de vista de profesionales sanitarios, lo primero que deberíamos es tener un diagnóstico, mediante una anamnesis, pruebas médicas pautadas por un médico, así como un registro dietético de la paciente, de varios días, para analizar los síntomas asociados a las ingestas realizadas. También es importante no sólo explicar al paciente qué alimentos contienen fructosa y donde puede haber aditivos o edulcorantes que también puedan producir sintomatología, sino también realizar un menú sin fructosa que la persona pueda seguir como ejemplo para poder mantener en el tiempo. También sería interesante trabajar el introducir de nuevo alimentos y el cómo hacerlo para valorar su tolerancia.
Consejos para pacientes con intolerancia a la fructosa
El primer consejo será siempre acudir a su médico en caso de sospechar una intolerancia o cuando existan síntomas para tener un diagnóstico, así como acudir a una dentista-nutricionista para que pueda abordar el proceso de una manera correcta. Es importante incluir aquellos alimentos que contengan pequeñas cantidades de fructosa repartidos a lo largo del día y no a la vez, no uniendo dos piezas de fruta en una misma comida, por ejemplo. La cocción de las verduras, hace que puedan disminuir su contenido en fructosa, ya que esta se quedará en el caldo de cocción, que deberemos evitar. También se deben evitar bebidas comerciales de frutas, como zumos o refrescos, así como todas aquellas edulcoradas con fructosa y sorbitol. También hay que tener presente que algunos fármacos o medicamentos pueden contener jarabe de fructosa o sorbitol. Al ser una cantidad pequeña, no deberían generar síntomas. Será preferible que consulte con su profesional sanitario para buscar posibles alternativas.
¿Existen diferencias entre la intolerancia a la fructosa hereditaria y la intolerancia a la fructosa por malabsorción?
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