Lipedema: diagnóstico y tratamiento nutricional en consulta

Lipedema: diagnóstico y tratamiento nutricional en consulta

El lipedema es una enfermedad que afecta casi exclusivamente a las mujeres, y se caracteriza por un acúmulo de grasa patológica principalmente en las piernas y los brazos.

Los principales síntomas pueden incluir hinchazón, dolor y sensibilidad en las piernas y los brazos, así como dificultad para moverse.

El tratamiento puede incluir ejercicio, masaje y medicamentos, pero puede ser difícil de tratar y a veces puede requerir cirugía. 

Te recordamos que próximamente tendremos nuestra formación presencial en Valencia sobre Dietoterapia aplicada a pacientes con lipedema, impartido por Paula Avellaneda en nuestro Ciclo de Cursos Cortos de Especialidad.

¿Dónde suele aparecer el lipedema?

El lipedema aparece mayoritariamente en miembros inferiores, pero también puede darse en miembros superiores, sin afectación de pies y manos. Suele ser bilateral y simétrico, aunque la inflamación puede afectar más a una de las extremidades.

Diferencias entre lipedema y celulitis

Es común que algunas pacientes confundan o no encuentren diferencias entre el lipedema y la celulitis, ya que ambas ocurren casi exclusivamente en mujeres, aparecen en miembros inferiores de manera bilateral y simétrica, y suelen causar dolor y/o hematomas en los mismos. 

Sin embargo, existen varias diferencias:

  • El lipedema tiene cierta predisposición genética, mientras que la celulitis no aumenta con antecedentes familiares.
  • En el caso del lipedema la piel suele estar clara, elástica y blanda, y sin embargo con la celulitis aparece la llamada “piel de naranja”. 
  • Lo más importante para su diferenciación es que en el lipedema se produce un acúmulo excesivo del tejido graso en los miembros inferiores, con una distribución grasa por encima del tobillo o los maléolos sin afectar al pie (signo del anillo o surco adiposo), característica que no se observa en el caso de la celulitis.

¿Qué síntomas permiten identificar el lipedema y diagnosticarlo?

En aproximadamente el 70% de los casos, uno de los principales síntomas que notan las mujeres es el dolor o hipersensibilidad a la palpitación o tacto donde se encuentra el lipedema.

También es muy común presentar nódulos tisulares palpables, equimosis o hematomas espontáneos (aunque no haya habido un golpe fuerte en la zona), menor elasticidad de la piel, sensibilidad aumentada al frío, o pesadez de los miembros inferiores.

Y no hay que olvidar la afectación psicológica que sufren algunas mujeres que padecen lipedema, como la depresión, ansiedad, alteración de la imagen corporal… sumado a la frustración y sentimiento de culpa de algunas mujeres al ver que no consiguen eliminar el exceso de grasa del lipedema a pesar de realizar algunas dietas o aumentar el ejercicio físico, llegando a pensar que el acúmulo de grasa en las extremidades es por su culpa.

Su diagnóstico lo debe realizar un médico vascular con conocimientos y experiencia en el lipedema, basándose en la historia clínica de la paciente y en un examen físico.

Causas que provocan la formación del lipedema

Aunque aún hay muchas incógnitas de cuáles pueden ser las causas de la formación del lipedema en mujeres, si que se sabe que tiene gran dependencia estrogénica y por ese motivo es común que aparezca a partir de la pubertad.

En otros casos, se ha detectado que aparece tras un uso prolongado de anticonceptivos orales, tras un embarazo o con la menopausia.

Por otro lado, también existe cierta evidencia de que pueda existir una predisposición genética con afectación familiar en el 15-64% de las pacientes. Incluso se sospecha que en algunos casos pueda estar relacionada cierta disfunción vascular y linfática de manera previa a la aparición del lipedema.

Por lo que vemos, su aparición puede ser por causas multifactoriales, y hace falta mucha investigación para conocerlo con más detalles.

Una vez la paciente ya tiene esta predisposición a la formación del lipedema, existen algunos factores agravantes de la enfermedad, como por ejemplo tener alguna enfermedad venosa crónica, presentar sobrepeso u obesidad, tener un estilo de vida sedentario o encontrarse en bipedestación prolongada a largo plazo, realizar dietas ricas en azúcares refinados, grasas hidrogenadas o ricas en alimentos ultraprocesados, encontrarse en estaciones o ambientes en los que prime un excesivo calor, etc.

¿Qué tipos de tratamiento existen para el lipedema?

Con el objetivo de mejorar los signos y síntomas asociados al lipedema, se recomienda el llamado “tratamiento conservador”, que consiste en diferentes estrategias a tener en cuenta en mujeres con lipedema, entre las que se incluye terapia compresiva, drenaje linfático, mesoterapia, ejercicio físico de bajo impacto, y tratamiento nutricional personalizado y específico para el lipedema.

Por otro lado, tenemos el tratamiento quirúrgico, que hasta el momento es la única opción definitiva para el tratamiento del lipedema que consigue la reducción del compartimento graso.

Con él, vamos disminuyendo el dolor, los hematomas espontáneos, la sensibilidad a la presión, mejorando la movilidad, reduciendo el edema en caso de presentarse, y también reducimos la circunferencia y volumen de las extremidades afectadas.

Sin embargo, también es importante tener en cuenta que no todas las mujeres experimentan estas mejoras tras la intervención quirúrgica, y en muchos casos no está indicada.

Es importante la valoración previa por un especialista, que descarte ciertas comorbilidades que incrementen el riesgo anestésico y de la propia operación.

Dietas comunes para tratar lipedema

Lo primero que debemos tener en cuenta es que ninguna dieta va a “curar” el lipedema, ya que se trata de una enfermedad crónica en la que se produce una distribución patológica de la grasa, como comentábamos, y además no ha sido producida por la alimentación o el estilo de vida de las mujeres que lo padecen.

Lo que sí podemos conseguir con la alimentación es mejorar o disminuir los signos y síntomas asociados (dolor, sensibilidad, inflamación, etc.), y por tanto mejorar la calidad de vida de las pacientes, además de prevenir la progresión a estadios más graves de la enfermedad.

Por otro lado, puede ayudar a reducir el exceso de grasa en caso de que las pacientes también padezcan sobrepeso u obesidad, o puede ayudar a prevenirlo.

Teniendo esto en cuenta, podemos encontrar algunos tipos de dieta para el lipedema que tienen evidencia o con las que se han encontrado beneficios, como la dieta RAD (Rare Adipose Disorders), alimentación antiinflamatoria, dieta Cetogénica o keto, entre otras.

Es importante que el seguimiento de estas dietas se lleven a cabo por una nutricionista que conozca el lipedema y con experiencia en el tratamiento nutricional de mujeres con lipedema.

Artículo de Paula Avellaneda, dietista-nutricionista del equipo Aleris; con especialización y formación específica en pacientes con lipedema, nutrición clínica renal, obesidad severa y cirugía bariátrica.

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